Los grupos de sangre y las transfusiones

Todos hemos oído hablar de los grupos de sangre, pero en realidad casi nadie sabemos exactamente lo que son, y muchos ni siquiera sabemos a qué grupo pertenecemos.

Son, además, la clave para entender porque las transfusiones sanguíneas sólo se pueden hacer entre ciertos grupos de personas.

Para describirlos debemos fijarnos, como es lógico, en la sangre, y sobre todo en dos de sus componentes, el plasma sanguíneo y los glóbulos rojos.

El plasma es la parte líquida de la sangre y es de un color amarillento.

Los glóbulos rojos son unas células con forma bicóncava que se encargan de transportar el oxígeno desde los pulmones al resto del cuerpo y son las responsables del color rojo de la sangre. También se llaman hematíes o eritrocitos.

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El grupo sanguíneo al que pertenecemos viene definido precisamente por los glóbulos rojos que tenemos en nuestra sangre.

Los glóbulos rojos, aunque parezcan todos iguales, pueden tener diferencias de una a otra persona, y estas diferencias se encuentran en las proteínas que tienen en la membrana exterior.

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En los glóbulos rojos de las personas podemos encontrar 3 grupos de proteínas diferentes, las de tipo A, las del tipo B y las del tipo Rh, y nos referiremos a estos grupos como antígenos, de manera que tendremos tres antígenos diferentes: antígeno A, antígeno B y antígeno Rh.

Los presentaremos con los siguientes símbolos:

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Nuestros glóbulos rojos pueden tener en su membrana los tres antígenos, dos de ellos, solamente uno o incluso ninguno de los tres, y esto determinará el grupo sanguíneo pertenecemos.

La presencia o ausencia de dichos antígenos determinará también los nombres que reciben los diferentes grupos sanguíneos.

Veremos, sin embargo, que indicaremos de manera diferente la presencia de los antígenos A y B que la presencia del antígeno Rh.

Esto se debe simplemente a que se existen dos sistemas de clasificación diferentes:

El sistema AB0 y el sistema Rh (o factor Rhesus).

El nombre de los grupos de sangre vendrá definido por ambos sistemas.

La primera parte del nombre del grupo vendrá definida por el sistema AB0, simplemente indicando los antígenos A y/o B que tienen los glóbulos rojos en su membrana.

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Tenemos, por lo tanto, los grupos A, B y AB.

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Si los glóbulos rojos no tienen ninguno de los dos antígenos hablaremos del grupo 0, y por esta razón el sistema se llama AB0.

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Por el momento, y según este sistema, tenemos 4 grupos sanguíneos:

Grupo A, grupo B, grupo AB y grupo 0.

Para completar la denominación incluimos el sistema Rh, y vemos que cada uno de estos 4 grupos puede tener o no el antígeno Rh en su membrana.

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En este caso, sin embargo, no lo indicaremos con el nombre del antígeno.

Si encontramos el antígeno Rh en la membrana de los glóbulos rojos lo indicaremos con un signo positivo (+) y si no encontramos el antígeno lo indicaremos con un signo negativo (-).

Combinando ambos sistemas, el ABO y el Rh, obtendremos la clasificación de 8 grupos sanguíneos que todos conocemos.

Grupos A-, A+, B-, B+, AB-, AB+, 0- y 0+.

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Cada persona tendrá únicamente un tipo de glóbulos rojos, y estos determinará el grupo sanguíneo al que pertenece.

Ahora que ya sabemos cómo se clasifican los grupos sanguíneos, veamos porque se deben tener en cuenta a la hora de realizar una transfusión de sangre.

Igual que cuando hablamos de trasplantes de órganos, cuando recibimos una transfusión de sangre estamos introduciendo un elemento extraño en nuestro cuerpo, por lo que éste puede reaccionar contra ella.

¿Y como sabe nuestro cuerpo que se trata de sangre extraña? 

Pues lo hace gracias a los antígenos que tienen en la pared los glóbulos rojos del donante. 

Si la sangre del donante tiene algún antígeno que nuestra sangre no tiene, nuestro cuerpo se defenderá atacando a los glóbulos rojos del donante y destruyéndolos.

De esta defensa se encargan los anticuerpos.

Estos son unas moléculas que se encuentran flotando en el plasma.

Todas tienen una forma general de Y griega, pero veremos que existen infinitos tipos de ellas.

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De hecho, la reacción de los anticuerpos contra los glóbulos rojos de una sangre externa es la misma que tiene nuestro cuerpo para combatir a las bacterias o a cualquier otro elemento invasor.

Cuando nuestro cuerpo localiza antígenos extraños, es decir, que no pertenecen a nuestro cuerpo, reacciona creando anticuerpos específicos contra dichos antígenos.

Una vez diseñados y fabricados, los anticuerpos se unen a los antígenos invasores llevando a su portador a la muerte.

Aquí podemos ver cómo actuarían frente a una bacteria que se ha introducido en nuestro organismo:

Este sistema de defensa funciona muy bien debido a que los anticuerpos son diseñados para unirse a un antígeno concreto, por lo que son extremadamente específicos y sólo atacan a elementos externos y nunca a los de nuestro propio cuerpo.

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Como hemos comentado, los anticuerpos son fabricados específicamente para atacar un antígeno desconocido, lo que significa que antes del ataque no teníamos dicho anticuerpo.

No obstante, una vez creado un anticuerpo específico contra un antígeno, y cuando ya ha realizado su función, este se mantendrá en nuestra sangre de manera permanente.

Esto significa que si nos volvemos a infectar con el mismo elemento invasor en el futuro, ya tendremos los anticuerpos específicos contra él y la reacción será mucho más rápida.

Estos anticuerpos que se quedan en nuestra sangre se llaman anticuerpos de memoria, y en ellos se basan las vacunas.

Volviendo a los grupos sanguíneos, y puesto que hay diferencias en los glóbulos rojos de cada uno de ellos, también existirán anticuerpos para cada uno de los antígenos que hemos visto, antígeno A, antígeno B y antígeno Rh.

A estos anticuerpos les llamaremos anti-A, anti-B y anti-Rh.

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Igual que todos los anticuerpos, éstos serán tan específicos que cada uno de ellos estará perfectamente diseñado para unirse al antígeno correspondiente:

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Como hemos comentado, nuestra sangre no atacará nunca a nuestros propios glóbulos rojos por lo que cada persona generará ÚNICAMENTE anticuerpos específicos para antígenos que no se presentan en nuestro grupo sanguíneo.

Si un antígeno que no tenemos en nuestra sangre entra en ella mediante una transfusión, nuestra sangre reaccionará mediante los anticuerpos atacando a los glóbulos rojos invasores.

Aquí vemos un ejemplo de cómo reaccionaría un receptor que no tiene antígenos B en su sangre si se le hace una transfusión de sangre del tipo B.

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Como podemos ver, es exactamente la misma reacción que hemos visto anteriormente contra las bacterias, y será clave en los diferentes casos de transfusiones que veremos más adelante.

Podría parecer que esta reacción, igual que sucede con las bacterias, simplemente destruiría la sangre del donante, pero no afectaría al receptor, sin embargo, en el caso de la sangre, el problema es mayor debido a que la reacción que se produce es un poco especial por dos razones:

En primer lugar, cuando los anticuerpos reaccionan contra los glóbulos rojos invasores pueden unirse a más de uno al mismo tiempo.

La reacción anticuerpo-antígenos puede dar lugar a una aglutinación de los glóbulos atacados que podría colapsar las venas y arterias del receptor entre muchos otros problemas.

En segundo lugar, y como veremos más adelante, la sangre del donante también puede atacar a la sangre del receptor destruyendo los glóbulos rojos de quien recibe la transfusión de sangre, aparte de causar los mismos problemas anteriormente.

Antes de describir en detalle las transfusiones sanguíneas debemos tener muy clara la composición de cada grupo sanguíneo, y no solo en cuanto a sus glóbulos rojos, sino también en su plasma.

Para ello veremos algunos ejemplos de los anticuerpos que podemos encontrar en cada grupo de sangre, ya que estos están directamente implicados en las transfusiones.

Debemos remarcar, sin embargo, que existe una peculiaridad en los anticuerpos que hemos visto y que afectará a la presencia o no de estos en nuestra sangre.

Como hemos explicado anteriormente, los anticuerpos son creados por el cuerpo en su primer contacto con un antígeno externo, y exactamente así se crean los anticuerpos anti-Rh.

Si ya existen en al plasma será porque son de memoria, y han sido creados en alguna reacción anterior vez para defenderse de los antígenos Rh.

Los anticuerpos anti-A y anti-B son, sin embargo, una excepción, y aunque no se sabe muy bien porqué, nuestro cuerpo los tiene por defecto; por supuesto, siempre que se correspondan con los que debe tener nuestro grupo sanguíneo.

Teniendo esto en cuenta, cuando hablemos del anticuerpo anti-Rh, lo indicaremos con un interrogante, ya que solo lo encontraremos en la sangre si es de memoria.

Teniendo en cuenta esta apreciación, veamos ahora la composición de anticuerpos de algunos de los diferentes grupos sanguíneos:

Sangre del grupo A-:

Los glóbulos rojos tendrán antígenos A en su membrana por lo que en el plasma encontraremos anticuerpos anti-B y nunca anticuerpos anti-A.

También podríamos encontrar anticuerpos anti-Rh de memoria, lo que sucedería solamente si la sangre A- hubiera estado en contacto alguna vez con al antígeno Rh.

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Aquí vemos la composición de la sangre del grupo A-:
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Sangre del grupo B+:

Los glóbulos rojos tendrán antígenos B antígenos Rh en su membrana por lo que en el plasma encontraremos anticuerpos anti-A y nunca anticuerpos anti-B ni anti-Rh.

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Aquí vemos la composición de la sangre del grupo B+:
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Sangre del grupo AB+:

Puesto que sus glóbulos rojos tienen los tres antígenos en su membrana, no encontraremos ningún anticuerpo en su plasma.

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Aquí vemos la composición de la sangre del grupo AB+:
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Sangre del grupo 0-:

En este caso encontraremos, contrariamente al caso anterior, que los glóbulos rojos de la sangre no tienen ningún antígeno en su membrana, por lo que en el plasma encontraremos anticuerpos anti-A y anti-B, y al igual que en los otros grupos de sangre Rh-, quizás también anti-Rh.

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Aquí vemos la composición de la sangre del grupo 0-:
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Como podemos ver en la siguiente tabla la composición de los demás grupos sanguíneos sigue la misma lógica:

Aquí también indicamos que el anticuerpo anti-Rh puede o no puede estar en el plasma de los grupos Rh-.

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Finalmente, y una vez descrita la composición de todos los grupos sanguíneos, veremos porque son tan importantes todos estos elementos cuando realizamos una transfusión de sangre, y porque algunas transfusiones son posibles y otras no lo son.

La clave para comprobar si una transfusión es viable o no es comprobar si los anticuerpos del plasma del receptor atacarán a los glóbulos rojos del donante, pero también si los anticuerpos del plasma del donante atacarán a los glóbulos rojos del receptor.

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Teniendo en cuenta todo lo que hemos visto, la mejor manera para entenderlo es representando algunos ejemplos de posibles transfusiones y viendo lo que ocurre.

Ejemplo 1: Donante B+ y Receptor A+

Donante B+: Tendrá antígenos B y Rh en los glóbulos y anticuerpos anti-A en el plasma.

Receptor A+: Tendrá antígenos A y Rh en los glóbulos y anticuerpos anti-B en el plasma.

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Al realizar la transfusión de sangre estamos introduciendo los glóbulos rojos con antígenos B y Rh y anticuerpos anti-A del donante en la sangre del receptor.

Aquí vemos las reacciones que se producen al realizar la transfusión:

Por un lado, los anticuerpos anti-A del donante atacan a los glóbulos rojos del receptor.

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Y por otro lado, los anticuerpos anti-B del receptor atacan a los glóbulos rojos del donante.

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En este caso se producen dos reacciones que hacen que estos dos grupos sanguíneos sean incompatibles.

Conclusión: un individuo con sangre del grupo A+ no podría donar sangre a un individuo perteneciente al grupo B+.

Ejemplo 2: Donante B+ y Receptor 0-

Donante B+: Tendrá antígenos B y Rh en los glóbulos y anticuerpos anti-A en el plasma.

Receptor 0-: Sus glóbulos rojos no tienen ningún antígeno, y su plasma contiene los anticuerpos anti-A y anti-B

Además, y como hemos comentado sobre los grupos Rh-, también podría contener anticuerpos anti-Rh.

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Aquí vemos las reacciones que se producen al realizar la transfusión:

En primer lugar, vemos que no se produce ninguna reacción de los anticuerpos del donante sobre los glóbulos del receptor, ya que al ser sangre del grupo 0-, estos no tienen ningún antígeno en su pared.

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Hasta aquí podría pareces que la transfusión es posible, pero debemos verificar las demás reacciones, y precisamente la sangre del receptor sí que reacciona contra los glóbulos del donante.

Podemos ver que la sangre del receptor ataca a los glóbulos del donante mediante los anticuerpos anti-B, pero también con los anticuerpos anti-Rh.

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Estos últimos, los anti-Rh, no sabíamos si estaban en la sangre del receptor o no, pero como hemos explicado, el cuerpo los genera en cuanto detecta los antígenos Rh, ya que los considera elementos extraños.

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Conclusión: la transfusión de un donante B+ a un receptor O-tampoco sería posible.

Ejemplo 3: Donante B+ y Receptor B+

En este caso el donante y el receptor tienen exactamente el mismo grupo de sangre.

Donante B+: Tendrá antígenos B y Rh en los glóbulos y anticuerpos anti-A en el plasma.

Receptor B+: Tendrá antígenos B y Rh en los glóbulos y anticuerpos anti-A en el plasma.

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Aquí vemos las reacciones que se producen al realizar la transfusión:

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Y como podemos ver, ni la sangre del receptor reacciona contra la sangre donante ni viceversa.

Al no producirse ninguna reacción podemos asegurar que las transfusiones de sangre entre personas del mismo grupo sanguíneo son viables.

Si extrapolamos estos ejemplos al resto de casuísticas posibles veremos que, ya sea porque se ataca la sangre del receptor o la sangre del donante, las transfusiones realmente seguras son solamente entre individuos con el mismo grupo sanguíneo.

Tenemos, por lo tanto, esta tabla de compatibilidades:

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Existen, sin embargo, algunos casos especiales relacionados con la diferencia que hemos comentado anteriormente entre los antígenos A y B y el antígeno RH.

Lo veremos en un nuevo ejemplo de transfusión.

Ejemplo 4: Donante B- y Receptor B+

Como podemos ver entre ambos grupos solamente varía el antígeno Rh, que está presente en la sangre del receptor, pero no en la del donante.

Donante B-: Tendrá antígenos B en los glóbulos y anticuerpos anti-A en el plasma. Y como en casos anteriores, también podremos encontrar o no los anticuerpos anti-Rh.

Receptor B+: Tendrá antígenos B y Rh en los glóbulos y anticuerpos anti-A en el plasma.

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En este caso, vemos de nuevo que podemos tener dos situaciones diferentes dependiendo de si la sangre del donante tiene anticuerpos anti-Rh o no.

Primer caso: la sangre del donante sí que tiene anticuerpos anti-Rh porque el donante estuvo en algún momento en con antígenos Rh.

Las reacciones serían las siguientes:

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Vemos que los anticuerpos anti-Rh del donante atacan a los glóbulos rojos del receptor, por lo que, aunque no haya reacción del receptor contra el donante, la transfusión ya no es viable.

El segundo caso: la sangre del donante no que tiene anticuerpos anti-Rh porque nunca estuvo en algún momento en con antígenos Rh.

Las reacciones serían las siguientes.

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Aquí vemos que en este segundo escenario en que la sangre del donante no tiene anticuerpos anti-Rh, ni la sangre del receptor reacciona contra la sangre donante ni viceversa, por lo que la transfusión sí que sería viable.

A diferencia del ejemplo 2, visto anteriormente, la sangre del donante no tiene anticuerpos anti-Rh, pero tampoco puede generarlos, ya que esto se generan en otros lugares del cuerpo, y por tanto sólo pueden ser generados por el receptor.

Tenemos por lo tanto algunos casos especiales de transfusiones viables que podemos añadir a los anteriores. 

Si el receptor es Rh+, el donante deberá ser del mismo grupo AB0, pero podría ser también Rh+ o Rh-, siempre que el grupo Rh- no tenga anticuerpos anti-Rh de memoria.

Puesto que estas transfusiones no son totalmente seguras, antes de realizarse asegurarse debe comprobarse si la sangre del donante tiene o no los anticuerpos anti-Rh de memoria.

Son, sin embargo posibles, por lo que muchas veces veremos que la tabla de compatibilidades es la siguiente:

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Incluso añadiendo estas nuevas posibilidades, vemos que las posibles transfusiones entre grupos sanguíneos son muy limitadas.

Existen, sin embargo, conceptos como “donante universal” “receptor universal” que parecen contradecir lo que acabamos de ver.

¿Por qué se habla, entonces, de donante universal o receptor universal?

La razón es que en realidad cuando se habla de donantes y receptores universales no estamos hablando de transfusiones de sangre completa sino de transfusiones parciales de sangre.

Muy a menudo se realizan transfusiones únicamente de plasma o únicamente de glóbulos rojos, y como vamos a ver, de esta manera las compatibilidades entre grupos sanguíneos aumentan mucho.

Transfusiones de plasma sanguíneo:

En estas transfusiones el donante solo aporta plasma sanguíneo, por lo que no puede existir una reacción del receptor contra glóbulos rojos el donante.

En las transfusiones de únicamente plasma solo debemos tener en cuenta la reacción que puedan tener los anticuerpos del donante contra los glóbulos rojos del receptor.

Ejemplo de transfusión de plasma:

Los donantes de plasma serán A-, A+, AB- y AB+.

El receptor será A-.

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Aquí vemos las reacciones que se producen al realizar la transfusión:

Ninguno de los anticuerpos de los cuatro donantes de plasma puede atacar a los glóbulos rojos del receptor.

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Los glóbulos del grupo A- solo tienen el antígeno A en su pared, por lo que puede recibir plasma de cualquier grupo que no tenga anticuerpos anti-A.

Conclusión: un receptor del grupo A- puede recibir PLASMA de donantes A-, A+, AB- y AB+.

Si realizamos el mismo ejemplo con el grupo 0-, cuyos glóbulos rojos no tienen ningún antígeno, como receptor, veremos que puede recibir transfusiones de PLASMA de todos los grupos sanguíneos.

Los individuos del grupo 0- son receptores universales de PLASMA.

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Si cogemos como donante de plasma el grupo AB+, y sabiendo que este no tiene ningún anticuerpo en su plasma, veremos que los donantes del grupo AB+ pueden donar PLASMA a los todos los grupos sanguíneos.

Los individuos del grupo AB+ son donantes universales de PLASMA.

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Podemos comprobar estos casos en la siguiente tabla de compatibilidades para transfusiones de plasma:

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Transfusiones de glóbulos rojos:

En estas transfusiones el donante solo aporta glóbulos rojos. Al no introducir el plasma, no introduciremos anticuerpos que puedan atacar a sus glóbulos rojos del receptor.

En las transfusiones de únicamente de glóbulos rojos solo debemos tener en cuenta la reacción que puedan tener los anticuerpos del receptor contra los glóbulos rojos del donante.

Ejemplo de transfusión únicamente de glóbulos rojos:

Los donantes de sangre serán A- y 0-.

El receptor será de nuevo A-.

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Como podemos observar, los anticuerpos del receptor no pueden atacar a los glóbulos rojos de ninguno de los dos donantes.

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Conclusión: un receptor del grupo A- puede recibir GLÓBULOS ROJOS de donantes A- y O-.

En los casos de transfusiones de glóbulos rojos también tenemos receptores y donantes universales.

Si el receptor es del grupo AB+, como no tiene ningún anticuerpo en su plasma nunca podrá atacar a los glóbulos rojos del donante, y por tanto podrá recibir GLÓBULOS ROJOS de todos los grupos sanguíneos.

Los individuos del grupo AB+ son receptores universales de GLÓBULOS ROJOS.

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Por otro lado, la sangre del grupo 0- no tiene ningún antígeno en sus glóbulos rojos, por lo que estos nunca podrán ser atacados por anticuerpos y podrá donar GLÓBULOS ROJOS a todos los grupos sanguíneos.

Los individuos del grupo 0- son donantes universales de GLÓBULOS ROJOS.

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Podemos comprobar estos casos en la siguiente tabla de compatibilidades para transfusiones de glóbulos rojos:

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Con esto hemos revisado los conceptos básicos de los grupos sanguíneos y de la compatibilidad en las transfusiones de sangre entre los diferentes grupos.

Evidentemente existen muchos otros detalles a tener en cuenta, y casos especiales que no hemos visto, pero en general esta descripción explica de manera bastante completa estos conceptos.