La fosa de las Marianas

Si viajamos al este de Filipinas, al Océano Pacífico occidental, encontraremos el lugar más profundo de toda la Tierra, la fosa de las Marianas.

Este abismo es una grieta en la corteza, localizada en la zona de subducción en que la placa tectónica del pacífico se desliza debajo de la placa filipina.

Esta actividad tectónica explicaría tanto la aparición del archipiélago de las Islas Marianas como de la fosa abisal que lleva su nombre.

La hendidura tiene forma de media luna y una longitud de unos 2.500 km de largo y unos 69 km de ancho.

Desde su descubrimiento hace más de dos siglos, se han realizado multitud de medidas de profundidad, muchas de ellas no contrastadas. Actualmente la profundidad oficial se situaría en 10.994 metros en su zona más profunda.

Este punto ha sido bautizado como el abismo de Challenger, en reconocimiento al primer barco que realizo una medida de la profundidad en la fosa de la Marianas.

Para entender la dimensión de estos datos, imaginemos que si hundiéramos el Monte Everest en la fosa abisal, se sumergiría totalmente bajo el agua, y su cima quedaría a 2 km bajo superficie de mar.

Durante muchos años se han sucedido las expediciones tanto tripuladas como no tripuladas intentando acceder a lo más profundo de la fosa, muchas de ellas patrocinadas y convertidas en acontecimientos sensacionalistas, como la llevada acabo por el director de cine James Cameron.

En todas estas expediciones se ha encontrado vida a todos los niveles de profundidad y se han descubierto infinidad de especies desconocidas hasta el momento.

En las zonas más profundas se han encontrados sobre todo bacterias, pero incluso a profundidades muy cercanas al Abismo de Challenger han aparecido gran número de especies más complejas, representando prácticamente a todo el mundo animal. 

Todas estas nuevas especies son realmente singulares debido a las condiciones excepcionales que deben soportar viviendo a profundidades tan extremas donde la oscuridad es absoluta, la presión es más de mil veces superior a la de la superficie y las temperaturas rozan a la congelación.

Muchos son animales con aspectos un poco fantasmagóricos como por ejemplo el pez duende, que como podéis ver en la foto tiene la cabeza totalmente transparente, de manera que podemos ver perfectamente el cerebro en su interior.