El oso Polar

¿Sabías que los osos polares, en realidad, no tienen ni la piel ni el pelo de color blanco?

Pues así es. Si miráramos bajo el denso pelaje del oso polar descubriríamos una piel totalmente negra. Esto es lógico, ya que como todos sabemos, el negro es el color que más absorbe las radiaciones solares, y los osos polares viven en zonas en que es muy importante aprovechar todo el calor posible. 

Podría parecer, sin embargo, que al estar toda cubierta por el pelaje del oso, la piel oscura del oso podría perder su función, pero es precisamente en el pelaje donde encontramos una nueva peculiaridad inesperada. Resulta que los pelos de los osos polares tampoco son blancos, sino que son transparentes y es esta característica lo que permite que toda la radiación solar pase a través de ellos para y absorbida por la piel negra.

Los pelos, además de ser transparentes, son tubulares, y acumulan micro burbujas de aire en su interior que actúan como un aislante natural contra el frío exterior. Esta estructura les confiere un aspecto traslúcido, y es la responsable de que nosotros los veamos blancos.

Este color blanco aparente dio a los osos polares una clara ventaja evolutiva frente a sus primos los osos pardos, ya que les mimetizaba con el entorno en las en las frías zonas cubiertas de nieve. Esto les permitió conquistar las zonas heladas del hemisferio norte, y convertirse en uno de los carnívoros terrestres más grandes que existen.